domingo, 24 de febrero de 2008

De nuevo,Reverte

En su columna de hoy describe perfectamente el ansia que domina a los politicos de hoy por hacer cosas inutiles(como ellos) cara a la sociedad a la que maltratan.Esta es la columna:

HACIENDO NUEVAS AMIGAS

"La ventaja de vivir en España es que a veces me dan hecha esta página, o casi. Hoy se la brindo a la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, a cuya presidenta, Rafaela Pastor, debo el asunto. Diré de paso que escribo presidenta porque está impuesto por el uso –por eso figura en los diccionarios– y también por ese agradecimiento del que antes hablaba; en realidad presidenta es a presidente lo que amanta es a amante; y que yo recuerde ahora, sólo parturienta es de verdad parturienta y no parturiente, pues las únicas que paren son las hembras, mientras que amante, contribuyente, paciente o presidente, por ejemplo, son palabras de género neutro –aquí sí es correcto decir género y no sexo, pues hablamos de palabras, no de personas–. Pero bueno. Igual todo esto es muy complicado para doña Rafaela. Así que para no darle quebraderos de cabeza, iré al grano. Y el grano es que la antedicha, en nombre de la plataforma que preside, exigió hace unos días que la Real Academia Española incluya en el diccionario las palabras miembra y jóvena, con este singular argumento de autoridad: «Si tenemos que destrozar el lenguaje para que haya espacios de igualdad, se deberá hacer». Y además, dos huevos duros.

Pero lo más bonito del aquí estoy de doña Rafaela se refiere al latín, al que acusa de originar buena parte de los males que afligen a las mujeres en España. El latín es machista y culpable, sostiene apuntando con índice acusador. El español actual viene, según ella, de una lengua forjada en una época «en que las mujeres eran tratadas como esclavas y eran los hombres los que decidían y concentraban todo el poder». Sobre el árabe –que también tuvo algo que ver en nuestra parla– doña Rafaela no se pronuncia: sería racismo intolerable en boca de una feminata andalusí. Es sólo la lengua de Virgilio y de Cicerón la que, a su juicio, «nos supone un lastre, ya que validamos nuestra sociedad mirando siempre al pasado». Lo curioso es que, a continuación, la señora –dicho sea lo de señora sin animus iniuriandi– admite que ni sabe latín ni maldita la falta que le hace. Sobre la historia de Roma, de quiénes eran esclavos y quiénes no lo eran, tampoco parece saber más que de español o de latín; pero en política, como en Internet, cualquier indocumentado afirma cualquier cosa, y no pasa nada. Es lo bueno que tienen estos ambientes promiscuos. Cuantos más somos, más nos reímos.

Lo más estupendo y moderno es la conclusión de doña Rafaela: hace falta una represión «a través de inspecciones sancionadoras» de quienes no ajusten su lenguaje a la cosa paritaria, a las leyes de igualdad estatal y andaluza, y a ese prodigio de inteligencia y finura lingüística que es el Estatuto de Andalucía. En cuyo contenido político, por cierto, no me meto; pero cuya pintoresca redacción, que incurre en los extremos más ridículos, debería avergonzar a todos los andaluces –y andaluzas– con sentido común. O sea: para que España sea menos machista, cada vez que yo me siento a teclear esta página, por ejemplo, debería tener a un inspector de lenguaje sexista sentado en la chepa, dándome sonoras collejas cada vez que escriba señora juez en vez de señora jueza –que la RAE incluya algo en el diccionario no significa que sea lo más correcto o recomendable, sino sólo que también se usa en la calle–; o me haga pagar una multa si no escribo novelas paritariamente correctas: un guapo y una guapa, un malo y una mala, un homosexual y una lesbiana, una parturienta y un parturiento.

Y sobre todo, el latín. Ahí está, sí, la fuente de todos los males, a juicio de doña Rafaela y su hueste. Tolerancia cero, oigan. Incluso menos que cero. Ni un elogio más a esa lengua que, incluso muerta, sigue haciendo tanto daño. Porque cada vez que a una mujer la despiden del trabajo en Manila por estar embarazada, la culpa es del latín. Cada vez que una mujer taxista le grita a otra conductora –lo presencié en Madrid– «¡Mujer tenías que ser!», la culpa es del latín. Cada vez que hay una ablación de clítoris en Mogadiscio, la culpa es del latín. Cada vez que un hijo de puta acosa o viola a su empleada en San Petersburgo, la culpa es del latín. Cada vez que un capullo meapilas se arrodilla ante una clínica de Londres con los brazos en cruz para protestar contra el aborto, la culpa es del latín. Cada vez que un marido llega a casa borracho, en Yakarta, y golpea a su mujer, la culpa es del latín. Cada vez que una mujer le pega una paliza en Vigo a la mujer que es su pareja, la culpa es del latín. Si los académicos no hubieran estudiado latín, la Real Academia Española estaría llena de miembras, y el diccionario lleno de jóvenas. Y a las imbéciles, con mucha propiedad, las llamaríamos imbécilas."

Genial,como siempre.

domingo, 10 de febrero de 2008

Adolf Galland,el caballero alado de la 2ª Guerra Mundial


Nacido en Westerholt (Alemania)el 19 de marzo de 1912, a los 17 años comienza a practicar el vuelo a vela.-(Los vuelos a motor en Alemania estaban restringidos por el Tratado de Versalles)-.

Comienza a volar para la Lufthansa tras superar los difíciles exámenes en la Escuela de Braunschweig, cuando se crea el arma aérea alemana tras la subida al poder de Hitler, enviando a los alumnos, de forma clandestina a la Unión Soviética e Italia.
En febrero de 1934 ingresa en la Luftwaffe, recibiendo el 1 de octubre el despacho de teniente.

En 1937 es seleccionado para acudir a la guerra española.
El que sería uno de los más famosos ases de caza alemanes de la Segunda Guerra Mundial realizó sus primeras misiones de guerra en la contienda civil española, como capitán de la Legión Cóndor, donde se le encomendó el mando de la escuadrilla III del grupo J-88, dotada con aviones Heinkel He-51, avión que se utilizaba en misiones de ataque al suelo y apoyo, dada la poca eficacia que ya habían demostrado en combate con los Chatos o Moscas republicanos.

Se distinguió especialmente en los frentes de Asturias, Teruel y del Ebro, en los que, en conjunto, completó unos 300 servicios de guerra, hasta ser relevado por Werner Mölders a mediados de 1938, a quien conoció en el hotel "Cristina", donde se alojaban, y al que le uniría después una estrecha amistad.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial, se distinguió en la Batalla de Inglaterra, convirtiendose en uno de los más famosos ases de la Luftwaffe.
A la muerte en accidente de Mölders, fue ascendido a General de la Caza alemana.


Se convirtió en una de las figuras más polémicas del momento trás sus enfrentamientos con el Mariscal del Aire, Goering, y sus francas alocuciones ante Hitler al poner de manifesto la necesidad de contar con más aviones de caza para oponerse a la, cada vez más intensa, actividad de los bombarderos aliados sobre Alemania.
Consiguió,a pesar de su alto destino, 104 derribos en el frente del Oeste, fué derribado cuatro veces, dos de ellas el mismo día.

Cuando al final del conflicto fue relevado de su cargo, organizó la legendaria unidad J.V.44, dotada del birreactor Me-262, y compuesta por algunos de los más experimentados y famosos pilotos de caza alemanes, como Steinhoff, Krupinski o Neumann. Ésta escuadrilla de caza a reacción fue la primera del mundo en operar con éste tipo de aviones.
Galland es uno de los veintisiete héroes de todas las armas alemanas condecorados con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Brillantes.

Durante los últimos años repartió su residencia entre su casa en Alemania, y su bungalow, próximo a la costa alicantina.
La calidad humana y la caballerosidad en combate del general Galland le han hecho ganar para siempre el respeto de sus camaradas y adversarios, así como un puesto destacado en la historia de la aviación mundial.
Falleció el 9 de febrero de 1996 en Remagen-Oberwinter (Alemania).